10 similitudes y 10 diferencias entre Estados Unidos y Francia

Conoce en detalle cómo se parecen y en qué se diferencian dos potencias occidentales en “10 similitudes y 10 diferencias entre Estados Unidos y Francia”. Un análisis claro y entretenido sobre cultura, sociedad y estilo de vida en ambos países.

VIDA EN FRANCIAMIGRACION

5/17/202516 min leer

Estados Unidos y Francia son dos potencias occidentales con profundas raíces históricas e influencia global. A pesar de estar separados por un océano y tener tradiciones diferentes, comparten sorprendentes similitudes, así como diferencias notables que definen sus identidades únicas. Este análisis objetivo explora estos contrastes y coincidencias que hacen de ambas naciones referentes mundiales.

10 sorprendentes similitudes entre Estados Unidos y Francia

1.Potencias culturales globales

Ambos países ejercen una influencia cultural extraordinaria a nivel mundial. Hollywood y la industria cinematográfica estadounidense tienen un alcance global, mientras que Francia es reconocida por su literatura, cine de autor, moda y gastronomía. Los dos exportan con éxito su estilo de vida y valores a través de la cultura.

Esta hegemonía cultural no es accidental, sino resultado de décadas de inversión estratégica en sus industrias creativas. Francia protege activamente su producción cultural con cuotas de contenido nacional en medios y subsidios significativos para artistas, mientras que Estados Unidos ha perfeccionado la comercialización global de sus productos culturales, creando imperios mediáticos con presencia en prácticamente todos los mercados internacionales. El concepto de "soft power" encuentra en ambos países sus máximos exponentes a través de diferentes aproximaciones.

2.Sólidas tradiciones democráticas

Francia y Estados Unidos comparten una profunda tradición democrática y republicana. La Revolución Francesa y la Revolución Americana se inspiraron mutuamente, estableciendo principios democráticos que han influido en todo el mundo. Ambos países fueron pioneros en el desarrollo de constituciones modernas y sistemas de gobierno representativo.

Esta conexión histórica va más allá de la mera coincidencia temporal. El Marqués de Lafayette participó en ambas revoluciones, sirviendo como puente ideológico entre los dos movimientos. Las ideas de la Ilustración viajaron en ambas direcciones a través del Atlántico, con pensadores como Thomas Jefferson y Benjamin Franklin forjando vínculos intelectuales con sus homólogos franceses. Los lemas de "Libertad, Igualdad, Fraternidad" y "Vida, Libertad y Búsqueda de la Felicidad" reflejan ideales compartidos que continúan inspirando movimientos democráticos en todo el mundo, estableciendo un legado común que trasciende sus diferencias culturales.

3.Economías diversificadas de primer nivel

Ambas naciones poseen economías altamente desarrolladas con sectores diversificados. Son potencias en áreas como la aeronáutica (Boeing vs. Airbus), tecnología, agricultura, farmacéutica y servicios financieros. Las dos economías se sitúan consistentemente entre las más grandes del mundo.

La naturaleza complementaria y a la vez competitiva de estas economías ha generado relaciones comerciales complejas pero robustas. Francia, con un PIB cercano a los 2,7 billones de dólares, representa la séptima economía mundial, mientras que Estados Unidos mantiene su posición de liderazgo con aproximadamente 25 billones de dólares. Esta disparidad en tamaño no impide que ambos países mantengan posiciones de influencia similares en organismos económicos internacionales como el G7, G20 y la OCDE. Sus multinacionales —desde gigantes tecnológicos estadounidenses como Apple o Google hasta conglomerados franceses como LVMH o Total— definen estándares globales y compiten por mercados en todos los continentes.

4. Fuerte inversión en innovación

La innovación es central en ambas economías. Estados Unidos cuenta con Silicon Valley y un robusto ecosistema de startups, mientras que Francia destaca con su "French Tech", incubadoras como Station F y programas gubernamentales de apoyo a la innovación. Ambos países invierten significativamente en I+D.

Los modelos de innovación, sin embargo, reflejan filosofías distintas: el enfoque estadounidense se caracteriza por su dinamismo empresarial, capital de riesgo abundante y una cultura que celebra tanto el éxito como el fracaso en la búsqueda de avances disruptivos.

Francia, por su parte, ha desarrollado un modelo que combina la excelencia académica de sus instituciones de investigación con un fuerte apoyo estatal, ofreciendo créditos fiscales generosos para I+D y programas como la "French Tech Visa" para atraer talento internacional. Esta convergencia en prioridades pero divergencia en métodos ha creado ecosistemas de innovación complementarios, con Francia destacando en matemáticas, física y ciencias fundamentales, mientras Estados Unidos lidera en la comercialización y escalabilidad de nuevas tecnologías.

5.Sistemas educativos de prestigio mundial

Las universidades estadounidenses como Harvard, MIT y Stanford se encuentran entre las mejor valoradas globalmente, mientras que las Grandes Écoles francesas y la Sorbona gozan de prestigio internacional. Ambos países atraen a estudiantes de todo el mundo por la calidad de su educación superior.

A pesar de esta similitud en excelencia, los enfoques pedagógicos difieren sustancialmente. El sistema estadounidense enfatiza la flexibilidad, permitiendo a los estudiantes explorar diversas disciplinas antes de especializarse, fomentando el pensamiento crítico y la participación activa. El modelo francés, por su parte, se caracteriza por su selectividad y rigor académico, especialmente en las Grandes Écoles, que forman a las élites nacionales a través de una formación intensiva y altamente estructurada.

Ambos modelos han exportado su influencia: numerosas universidades internacionales adoptan el sistema de créditos flexible estadounidense, mientras que el modelo de grandes escuelas francesas ha inspirado instituciones de élite en diversos países, particularmente en las antiguas colonias francesas y en naciones emergentes que buscan formar cuadros técnicos de alto nivel.

6.Destinos turísticos de primer orden

Francia es el país más visitado del mundo, con París como su joya turística, mientras que Estados Unidos ocupa consistentemente posiciones de liderazgo en turismo internacional con destinos como Nueva York, Las Vegas y California. El turismo representa un sector económico crucial para ambas naciones.

Las estadísticas son reveladoras: Francia recibe anualmente alrededor de 90 millones de visitantes internacionales, con la Torre Eiffel, el Louvre y la Riviera Francesa como imanes turísticos, mientras que Estados Unidos acoge aproximadamente 80 millones de turistas extranjeros atraídos por la diversidad de sus paisajes naturales, desde el Gran Cañón hasta los parques nacionales de Yellowstone y Yosemite, así como por sus icónicos centros urbanos.

Ambos países han desarrollado infraestructuras turísticas sofisticadas y diversificadas que abarcan desde el turismo de lujo hasta opciones más accesibles, creando experiencias que combinan patrimonio histórico, cultural y natural. La gastronomía juega un papel central en esta oferta turística: los viñedos franceses y las rutas gastronómicas compiten con la variada escena culinaria estadounidense, que fusiona influencias globales en sus principales metrópolis.

7.Potencias nucleares      con          asiento permanente en el Consejo de         Seguridad

Ambos países son potencias nucleares y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que les otorga un peso significativo en los asuntos internacionales y la seguridad global.

Este estatus compartido como pilares del orden internacional contemporáneo les confiere no solo el poder de veto en decisiones cruciales del Consejo de Seguridad, sino también responsabilidades especiales en el mantenimiento de la paz mundial. Francia desarrolló su programa nuclear de manera independiente bajo el liderazgo de Charles de Gaulle, buscando autonomía estratégica frente a las superpotencias durante la Guerra Fría, mientras que Estados Unidos fue pionero en el desarrollo de armamento nuclear y mantiene el arsenal más diversificado.

Ambas naciones participan activamente en negociaciones de control de armas y no proliferación, aunque con enfoques distintos: Francia tiende a enfatizar el multilateralismo y la diplomacia preventiva, mientras que Estados Unidos ha alternado entre períodos de compromiso internacional y unilateralismo. Esta dualidad de enfoques, a menudo complementarios, ha resultado fundamental para la arquitectura de seguridad global contemporánea.

8.Sociedades multiculturales

Tanto Francia como Estados Unidos son sociedades diversas formadas por múltiples influencias culturales. Ambos países han recibido históricamente grandes oleadas de inmigración que han contribuido a su desarrollo cultural, económico y social.

La composición demográfica de ambas naciones refleja siglos de movimientos migratorios: Estados Unidos, autodefinido como "nación de inmigrantes", cuenta con comunidades provenientes prácticamente de todos los países del mundo, con hispanohablantes constituyendo actualmente cerca del 18% de su población. Francia, por su parte, tiene una larga tradición de inmigración, particularmente de sus antiguas colonias en África y el sudeste asiático, así como de naciones vecinas europeas, con aproximadamente un 10% de su población nacida en el extranjero.

Estos flujos migratorios han transformado profundamente ambas sociedades, enriqueciendo su tejido cultural, lingüístico y religioso. Las cocinas nacionales ilustran perfectamente esta fusión: la gastronomía francesa incorpora influencias magrebíes, vietnamitas y portuguesas, mientras que la estadounidense resulta incomprensible sin las aportaciones italianas, mexicanas, chinas y de muchas otras comunidades.

9.Liderazgo científico global

Los dos países destacan en investigación científica y desarrollo tecnológico. Francia cuenta con el CNRS y el Instituto Pasteur, mientras que Estados Unidos lidera con instituciones como la NASA, los NIH y numerosos centros de investigación universitarios. Ambos han producido numerosos premios Nobel.

Este predominio científico se sustenta en infraestructuras de investigación excepcionales y filosofías complementarias: el modelo francés centralizado con organismos como el CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique), que emplea a más de 30.000 investigadores, contrasta con el ecosistema estadounidense más descentralizado pero masivamente financiado, donde las universidades, laboratorios nacionales y empresas privadas colaboran estrechamente.

Francia ha destacado históricamente en matemáticas, física teórica y ciencias fundamentales, produciendo figuras como Marie Curie, Louis Pasteur y Henri Poincaré, mientras que Estados Unidos sobresale en ciencias aplicadas, biomedicina y tecnologías disruptivas, con innovadores como Thomas Edison, Jonas Salk o más recientemente, figuras como Jennifer Doudna en edición genética. Esta combinación de talento e infraestructura ha permitido a ambos países liderar proyectos científicos de envergadura global, desde el Gran Colisionador de Hadrones en el CERN (con participación crucial francesa) hasta el telescopio espacial James Webb (liderado por la NASA).

10.Gastronomía influyente

Aunque con enfoques muy diferentes, ambos países han exportado su gastronomía globalmente. La alta cocina francesa es referente mundial, mientras que Estados Unidos ha expandido internacionalmente conceptos como la comida rápida, cadenas de cafeterías y tendencias culinarias contemporáneas.

Este contraste gastronómico refleja filosofías culturales distintas pero igualmente influyentes: la tradición culinaria francesa, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, enfatiza la técnica, la tradición y el refinamiento, con sus escuelas de cocina como Le Cordon Bleu formando a chefs de élite internacional. La influencia estadounidense, por su parte, se manifiesta en la globalización de modelos de negocio como McDonald's, Starbucks o Kentucky Fried Chicken, presentes en más de 100 países, así como en la democratización de tendencias alimentarias, desde hamburguesas gourmet hasta food trucks.

Ambos sistemas tienen defensores y detractores: mientras los puristas culinarios critican la estandarización de la comida rápida americana, otros consideran la cocina francesa excesivamente rígida y elitista. Sin embargo, en las últimas décadas ambas tradiciones han evolucionado: Francia ha abrazado influencias globales con chefs innovadores como Alain Ducasse, mientras Estados Unidos ha desarrollado una sofisticada escena culinaria con énfasis en ingredientes locales y sostenibles.

10 Notables diferencias entre Estados Unidos y Francia

1.Sistema de               bienestar social

Francia mantiene un amplio estado de bienestar con cobertura sanitaria universal, educación superior prácticamente gratuita y extensas protecciones laborales. Estados Unidos adopta un enfoque más orientado al mercado con menor intervención estatal y servicios sociales más limitados.

Estas diferencias fundamentales se reflejan en indicadores concretos: mientras Francia destina aproximadamente el 31% de su PIB a gasto social público, Estados Unidos invierte alrededor del 19%. El sistema sanitario francés, considerado uno de los mejores del mundo por la OMS, garantiza cobertura universal a través de una combinación de seguros públicos y privados altamente regulados, con gastos de bolsillo limitados para los pacientes.

En contraste, el sistema estadounidense, a pesar de programas como Medicare, Medicaid y el Affordable Care Act, deja a millones de personas sin cobertura adecuada y presenta los costos sanitarios per cápita más elevados del mundo. Esta divergencia refleja concepciones distintas sobre el rol del Estado: el modelo francés prioriza la solidaridad social y la igualdad de acceso, mientras que el estadounidense enfatiza la libertad individual, la innovación privada y la responsabilidad personal, generando debates permanentes sobre la sostenibilidad, eficiencia y equidad de ambos enfoques.

2.Equilibrio trabajo-vida personal

Francia prioriza la calidad de vida con 5 semanas de vacaciones pagadas obligatorias, semana laboral de 35 horas y numerosos días festivos. Estados Unidos carece de vacaciones pagadas obligatorias a nivel federal y presenta una de las jornadas laborales más largas entre los países desarrollados.

Esta disparidad refleja filosofías sociales opuestas pero profundamente arraigadas. El enfoque francés del "joie de vivre" considera el tiempo libre y el disfrute de la vida como derechos fundamentales, lo que se traduce en protecciones laborales como el "derecho a desconectar" (que limita las comunicaciones laborales fuera del horario de trabajo) y pausas para almorzar sustanciales, generalmente de una hora o más. Los trabajadores estadounidenses, en cambio, promedian 1.767 horas laborales anuales frente a las 1.402 de los franceses, según datos de la OCDE.

Esta diferencia de 365 horas equivale a aproximadamente nueve semanas adicionales de trabajo en Estados Unidos. Los estudios sugieren que este contraste impacta significativamente en indicadores de bienestar: Francia muestra menores tasas de estrés laboral y mayor satisfacción con el balance vida-trabajo, mientras que Estados Unidos lidera en productividad por hora y dinamismo económico, generando un debate permanente sobre los costos humanos y beneficios económicos de ambos modelos.

3. Aproximación a la alimentación

La cultura alimentaria francesa se caracteriza por comidas prolongadas, ingredientes frescos y locales, y un respeto profundo por la tradición culinaria. Estados Unidos tiende a favorecer la conveniencia, porciones más grandes y una aproximación más funcional a la alimentación.

Esta divergencia se manifiesta en prácticas cotidianas concretas: mientras una comida familiar francesa típica dura aproximadamente 2 horas, su equivalente estadounidense raramente supera los 30 minutos. Los franceses dedican en promedio 2,15 horas diarias a comer, frente a los 74 minutos de los estadounidenses. El contraste se extiende a los hábitos de compra: los mercados de agricultores franceses ("marchés") son instituciones centrales en cada comunidad, visitados regularmente por el 80% de los hogares, mientras que en Estados Unidos, aproximadamente el 70% de las compras alimentarias se realizan en supermercados con énfasis en productos procesados y de larga duración.

La relación con la comida trasciende lo nutricional para convertirse en marcador cultural: Francia ha establecido la "Gastronomie Française" como elemento identitario protegido, mientras que la cultura alimentaria estadounidense celebra la innovación, la fusión y la eficiencia, creando tendencias globales como los smoothies, el brunch o la comida preparada premium, que responden a estilos de vida acelerados pero cada vez más conscientes de la salud.

4. Sistema político

Estados Unidos tiene un sistema bipartidista consolidado con un presidente que es jefe de estado y de gobierno. Francia opera bajo un sistema semipresidencial con múltiples partidos políticos donde el presidente comparte el poder ejecutivo con un primer ministro.

Estas arquitecturas institucionales generan dinámicas políticas radicalmente distintas. El sistema estadounidense, diseñado hace más de dos siglos con énfasis en los checks and balances (contrapesos), enfrenta desafíos contemporáneos de polarización extrema y parálisis legislativa debido a su rigidez bipartidista y la dificultad para formar coaliciones. El multipartidismo francés, en cambio, permite mayor diversidad ideológica y representación proporcional, pero puede resultar en gobiernos de cohabitación donde presidente y primer ministro pertenecen a partidos opuestos, como ocurrió durante los períodos 1986-1988, 1993-1995 y 1997-2002.

El calendario electoral también difiere significativamente: mientras Estados Unidos mantiene un ciclo presidencial estrictamente cuatrienal, Francia ha transitado de mandatos de siete años a cinco años (desde 2002), y su sistema de elección presidencial a doble vuelta garantiza que el ganador siempre obtenga mayoría absoluta, a diferencia del Colegio Electoral estadounidense, que puede producir presidentes sin mayoría del voto popular, como sucedió en 2000 y 2016.

5.Regulación económica

Francia mantiene una mayor intervención estatal en la economía con empresas parcialmente estatales en sectores estratégicos y regulaciones más estrictas. Estados Unidos favorece un enfoque más liberalizado con menor regulación gubernamental y mayor protagonismo del sector privado.

Esta diferencia filosófica se materializa en estructuras económicas contrastantes: Francia conserva participación estatal significativa en gigantes como EDF (electricidad), Air France-KLM, Renault y Orange (telecomunicaciones), considerando estos sectores demasiado estratégicos para entregarlos completamente al mercado privado. El Estado francés también mantiene el control de compañías ferroviarias (SNCF), sistemas de transporte público urbano y gestión de aguas en muchas localidades. Estados Unidos, por el contrario, ha privatizado extensamente estos sectores, limitando la propiedad estatal principalmente a servicios postales, algunas infraestructuras y agencias especializadas.

Las divergencias regulatorias son igualmente notables: Francia implementa aproximadamente 400 nuevas regulaciones económicas anualmente, muchas emanadas de directivas europeas, mientras que Estados Unidos ha experimentado ciclos de regulación y desregulación según las administraciones, con un promedio de 200-300 regulaciones federales significativas por año. Estas diferencias se extienden a la fiscalidad corporativa, protecciones laborales y requisitos de transparencia, creando entornos empresariales con ventajas e inconvenientes distintivos.

6. Relación con las armas

Estados Unidos tiene una cultura de posesión de armas arraigada y protegida constitucionalmente por la Segunda Enmienda. Francia mantiene regulaciones muy estrictas sobre la posesión de armas y una cultura donde las armas de fuego no tienen presencia significativa en la vida civil.

Las estadísticas ilustran esta divergencia radical: Estados Unidos cuenta con aproximadamente 120 armas de fuego por cada 100 habitantes (más armas que personas), mientras que Francia registra apenas 19,6 armas por cada 100 habitantes, la mayoría destinadas a la caza deportiva y sujetas a regulaciones exhaustivas. Esta diferencia se refleja directamente en los índices de violencia armada: Estados Unidos experimenta alrededor de 13.000 homicidios con armas de fuego anualmente (aproximadamente 4 por cada 100.000 habitantes), mientras que Francia registra menos de 150 (alrededor de 0,2 por cada 100.000).

El proceso para adquirir legalmente un arma en Francia requiere certificado médico, verificación psicológica, comprobación de antecedentes penales, licencia de caza o membresía a un club de tiro, renovaciones periódicas y restricciones según el tipo de arma. En contraste, muchos estados estadounidenses permiten la compra sin periodo de espera, verificación de antecedentes limitada o inexistente, y porte oculto de armas. Este contraste refleja concepciones opuestas sobre los derechos individuales, la seguridad colectiva y el rol del Estado como garante del orden público.

7.Dinámicas urbanas y transporte

Las ciudades francesas están diseñadas alrededor del transporte público, áreas peatonales y una alta densidad urbana. Las ciudades estadounidenses tienden a ser más extensas, con mayor dependencia del automóvil y suburbios de baja densidad, aunque con excepciones como Nueva York.

Esta disparidad urbanística tiene raíces históricas profundas: las ciudades francesas evolucionaron durante siglos antes de la invención del automóvil, desarrollando trazados compactos con calles estrechas y plazas públicas que fomentan la interacción social, mientras que muchas ciudades estadounidenses experimentaron su mayor crecimiento en la era del automóvil, especialmente tras la Segunda Guerra Mundial, con la expansión suburbana impulsada por autopistas federales y políticas de vivienda que favorecieron el desarrollo horizontal.

Las consecuencias son tangibles: un residente parisino promedio camina 5 kilómetros diarios y el 80% de los desplazamientos en París se realizan en transporte público, bicicleta o a pie, mientras que en Los Ángeles, ciudad emblemática del urbanismo estadounidense, el 84% de los trayectos se realizan en vehículo privado. Francia invierte aproximadamente el 1,5% de su PIB en transporte público, comparado con el 0,6% estadounidense. Estas diferencias también se manifiestan en el consumo energético: la huella de carbono per cápita relacionada con el transporte en Francia es aproximadamente la mitad que la estadounidense, reflejando modelos de desarrollo urbano fundamentalmente distintos.

8. Aproximación al multiculturalismo

Estados Unidos sigue un modelo de "melting pot" donde se espera que los inmigrantes se integren manteniendo aspectos de su herencia cultural. Francia adopta un enfoque de asimilación republicana, esperando que los inmigrantes adopten plenamente los valores y cultura franceses.

Estas filosofías de integración reflejan concepciones distintas de la identidad nacional: el modelo estadounidense construye su identidad colectiva alrededor de valores cívicos (libertad, democracia, igualdad de oportunidades) más que características étnicas o culturales específicas, permitiendo mayor expresión de identidades múltiples, como "italoamericano" o "afroamericano". El modelo republicano francés, por su parte, prioriza la asimilación cultural y la adopción de valores laicos, con énfasis en la igualdad formal de todos los ciudadanos independientemente de su origen.

Esta diferencia se manifiesta institucionalmente: Francia prohíbe la recopilación de estadísticas étnicas oficiales bajo el principio de que todos sus ciudadanos son simplemente "franceses", mientras que Estados Unidos categoriza detalladamente a su población por raza y origen étnico en censos y documentos oficiales. El debate sobre la integración resulta particularmente intenso en Francia respecto a la comunidad musulmana (aproximadamente 8% de la población), con controversias sobre el uso del velo en espacios públicos y la aplicación estricta del principio de laicidad (laïcité), mientras que Estados Unidos ha experimentado históricamente tensiones raciales persistentes a pesar de su retórica inclusiva.

9.Idioma y      comunicación internacional

Francia mantiene una política activa de protección del idioma francés y promoción de la francofonía. Estados Unidos no tiene una política lingüística oficial, aunque el inglés domina y se ha convertido en la lingua franca global, especialmente en negocios y tecnología.

El contraste entre estas aproximaciones lingüísticas evidencia prioridades culturales divergentes: Francia ha institucionalizado la defensa de su idioma a través de la Académie Française (fundada en 1635) y la Ley Toubon de 1994, que exige el uso del francés en publicidad, etiquetado de productos y comunicaciones oficiales, imponiendo multas por incumplimiento. La Organización Internacional de la Francofonía, impulsada por Francia, reúne a 88 estados y gobiernos que comparten el francés, representando el 16% del PIB mundial y cerca de 300 millones de hablantes.

Estados Unidos, a diferencia de 32 estados que han declarado el inglés como idioma oficial a nivel estatal, carece de una política lingüística federal explícita, reflejando su tradición pragmática y la influencia histórica de diversas comunidades lingüísticas. Sin embargo, el inglés estadounidense ejerce una hegemonía cultural global incuestionable, especialmente a través de la industria tecnológica, el entretenimiento y el comercio internacional. Mientras Francia invierte aproximadamente 750 millones de euros anuales en la promoción internacional del francés, Estados Unidos cuenta con la ventaja de que su idioma ya se ha establecido como la lengua dominante en ámbitos científicos, académicos y empresariales sin necesidad de políticas específicas de promoción.

10. Visión de la historia y tradición

Francia, con su milenaria historia, ha integrado profundamente sus monumentos históricos y tradiciones en su identidad nacional. Ciudades como París, Lyon o Aviñón conservan capas visibles de historia romana, medieval, renacentista y moderna en una continuidad cultural impresionante.

Estados Unidos, por su parte, tiende a proyectarse más hacia el futuro y la innovación. Su relativamente breve historia como nación independiente ha creado una cultura que valora la reinvención y el progreso por encima de la preservación de lo antiguo. No obstante, mantiene un profundo respeto por su herencia constitucional y los principios fundacionales establecidos en el siglo XVIII.

Esta diferencia se manifiesta claramente en la planificación urbana: mientras que las ciudades francesas suelen proteger rigurosamente sus centros históricos, muchas ciudades estadounidenses han sido reconstruidas varias veces según las necesidades económicas y sociales cambiantes. En Francia, un edificio de 200 años puede considerarse relativamente "nuevo", mientras que en Estados Unidos constituiría un tesoro histórico digno de preservación.

La relación con el pasado también influye en las políticas culturales: Francia invierte considerablemente en la preservación de su patrimonio histórico y tradiciones regionales como parte fundamental de su identidad nacional, mientras que Estados Unidos tiende a celebrar más la diversidad étnica y la capacidad de adaptación como pilares de su carácter nacional.

Al final del día, de lo que realmente estamos hablando es del estilo “americano” vs el estilo “europeo”. ¿Con cuál te sientes más identificado? Déjamelo saber en los comentarios. Y envíalo a ese amigo que está en Estado Unidos o en Francia, y tal, vez no imagina que hay tantas cosas en común entre ambas naciones.