¿A dónde te hubiera gustado orinar?

En la vida, muchas veces es más importante el tiempo que tenemos haciendo algo, que la propia cosa que hacemos. En pocas palabras: la consistencia lo es todo. A eso me refiero con orinar.

REFLEXIONES

7/21/20203 min leer

una estatua de un niño orinando
una estatua de un niño orinando

Vaya título para un artículo de un blog, ¿Cierto?

Léelo hasta el final, y tendrá total y absoluto sentido para ti.

Este es un tema realmente álgido para mí. De hecho, el solo hecho de estar escribiendo este artículo me hace desprenderme de ciertas capas de “protección” y exponerme, ser más vulnerable y compartir cosas de un nivel más profundo de mi ser. A fin de cuentas, si no hacemos esto, si no nos exponemos, ¿Para qué diablos escribir?

Escribir es desnudar el alma. Colocarla allí para que todos la vean. La observen, como quien ve un animal de circo. Algunos querrán acariciarlo, otros querrán atravesarlo con una lanza. La decisión final no es nuestra, es del lector. Y la debemos aceptar con estoicismo (y utilizo esta palabra con total intención, ya que llevo semanas estudiando esta filosofía fascinante y ancestral).

Entonces, retomando el tema que titula este post, debemos remontarnos al año 1999, cuando estaba por iniciar mi primer emprendimiento. En ese momento, cuando aún era gerente en una importante constructora en Venezuela, decidí comentar mi decisión de arrancar una compañía propia con un proveedor, una persona que no era mucho mayor que yo, pero que al igual que yo, ya había dado el salto, ya se había atrevido a emprender y le estaba yendo bien.

Le pedí consejo. Como novato en el mundo del emprendimiento, le dije que cuales eran sus recomendaciones para mí. Hasta el Sol de hoy, dichas recomendaciones aún resuenan en mi mente.

Me dijo 2 cosas: tienes que tener “bolas”, mas no en el sentido de ser valiente, sino en la acepción de tener “energía”, de tener ganas de trabajar durísimo y su segundo consejo o reflexión, es la que le da el título a este artículo.

Y lo otro fue: “Mi abuelito siempre decía que hay que orinar en el mismo sitio, si queremos hacer espuma”.

En palabras simples, si queremos lograr algo significativo, algo realmente importante, debemos mantenernos allí, constantes, por suficiente tiempo. Que palabras tan sabias y sencillas a la vez (¿Acaso no los son todos los consejos de los abuelos?).

Yo sufro de un mal (o una bendición, según como se mire) que se podría describir como ser “multi-pasional” o “multi-talentoso”. Soy de esas personas a las que le ha encantado hacer muchísimas cosas en la vida, y además, ha logrado destacarse y ser bastante bueno en muchas de ellas.

Ejemplos sobran: estudié ingeniería mecánica (me gradué y ejercí), estudié cocina (trabajé varios años en restaurantes), aprendí a tocar guitarra (tuve una banda de rock), entrené como fisicoculturista y como levantador de potencia por más de 30 años (competí en ambas disciplinas), incursioné en el submarinismo, el tiro defensivo, etc.

En fin, he perseguido y desarrollado varios “hobbies” o “pasiones” incluso llegando a hacer dinero con algunos de ellos, a lo largo de mi vida.

Sin embargo, nunca me mantuve por mucho tiempo en ninguna de estas líneas. Alternaba entre una y otra a lo largo de los años. Muchas veces añoré ser como esas personas (incluso mi padre) que se mantuvo en una sola línea por toda su vida, llegando a ser extremadamente exitoso.

Me hubiera encantado ser de esas personas que hallaron su vocación temprano en la vida, y le dedicaron toda su vida. Pero no ha sido así. Soy multifacético. Cocino, entreno, escribo, amo la música y todas estas facetas me complementan y me hacen ser lo que hoy soy.

Mirando en retrospectiva, a veces me pregunto, en donde me hubiera gustado “quedarme orinando” y muchas veces llego a la misma respuesta: la música. Cuando estaba a punto de graduarme de bachiller, y tenía una banda de rock, la decisión tomada “desde arriba” (léase mis padres) fue que era imposible compaginar una banda de rock con las exigencias de una carrera universitaria, por lo tanto, debía abandonar la banda.

Nunca sabré que hubiera sido de mí de haber continuado la vida del músico. Y de verdad, no me arrepiento, ya que el hecho de haber estudiado ingeniería mecánica me abrió la mente de muchas maneras, y me hizo conocer a muchas personas que fueron fundamentales en mi vida. Quizás el hecho de haber estudiado luego cocina, de haber tomado el fisicoculturismo como estilo de vida, no fueron más que la confirmación de que había un patrón repetitivo en mi vida: la búsqueda de la admiración, el reconocimiento.

El cocinero que es aclamado por sus platos, el culturista que es aplaudido en una tarima por miles de fans, el escritor que publica un best seller, la estrella de rock, todos tienen algo en común: buscan la fama, el reconocimiento, la admiración.

Es quizás eso lo que siempre he buscado. Tal vez ese es el lugar en el que me hubiera gustado orinar. Y al día de hoy, lo sigo persiguiendo.

Y a ti, ¿En dónde te hubiera gustado mantenerte orinando?

Si disfrutaste de este artículo, te agradecería que se lo reenviaras a algún amigo a quien le pueda interesar. Muchas gracias.