Bitácora de Lyon, Capítulo 2 ¿Ducha o inodoro?
París puede ser una ciudad impresionante, fascinante, pero también puede ser intimidante. Especialmente para un recién llegado, que desconoce los protocolos que allí se manejan. Incluyendo algo tan sencillo como tomar una ducha, puede tornarse en una pesadilla.
REFLEXIONES
7/8/20214 min leer


Como relaté muy por encima en la anterior publicación, mi primer contacto con Francia (específicamente París) fue en el año 1997.
En aquel momento, mi viaje además de ser muy corto (creo que fueron 3 días) estuvo marcado por un malestar muy fuerte. Tenía una aguda crisis de sinusitis, con fiebre, lo cual aunado al hecho de viajar en avión, generó mucho malestar (dolor de cabeza y presión en los oídos) prácticamente durante todo el viaje.
Al llegar al Aeropuerto Charles de Gaulle (sin hablar el idioma) me las arreglé para preguntar por un sitio donde me pensaba alojar, el cual había averiguado por teléfono desde Portugal (recuerden que para ese año, la Internet distaba mucho de ser lo que es hoy día, pues tenía escasos 3 años de haberse abierto al mundo) y allí me enteré de que el sitio que había escogido, eran unas habitaciones para estudiantes/mochileros con cuartos que tenían 2 literas (es decir, que yo compartiría habitación con 3 extraños) y con baños comunes fuera de la habitación.
Siendo yo tan aventurero como soy, incluso para mi esto resultaba un tanto extremo (y eso que no había visto la película Hostal, porque no se estrenaría hasta 2005). Por lo que decidí buscar otra cosa. Algo para mi solo.
Tengo vagos recuerdos de como llegué a un primer hotel, en el cual luego de subir 3 pisos con una pesada maleta, descubrí que la habitación tenía una ducha, pero que el inodoro (poceta, W.C., retrete) quedaba fuera del cuarto, en el pasillo, es decir, ¡Que era compartida! Esto no me agradó para nada por lo que decidí no quedarme allí y buscar otra opción.
Entonces empecé a caminar. Intenté en muchas ocasiones parar un taxi para que me llevara, pero por alguna extraña razón, los taxis no se paraban. Llegué incluso a pensar que quizás había algún "protocolo" que yo desconocía para parar taxis en París. Porque ellos reaccionaban como si yo fuera literalmente invisible.
Caminé y caminé y caminé bajo el sol, prendido en fiebre, arrastrando mi gran maleta, y en cada pequeño hotel en donde averiguaba si tenían habitación, me hacían la misma pregunta:"Douche ou toilette?", es decir, que yo debía elegir entre tener MI DUCHA privada y tener que compartir el baño o tener MI INODORO y compartir DUCHA con otros huéspedes. Esto me parecía sencillamente INSÓLITO (por decir lo menos). Era algo totalmente nuevo (y un tanto descabellado) para mí.
Pero no perdí la fe. Y seguí en mi tortuosa caminata, con la cabeza a punto de explotar......hasta que encontré un hotel, cuyo nombre jamás olvidaré: "Jeanne d'Arc" (Juana de Arco).
Allí, al hablar (en mi rudimentario portugués que al menos era significativamente superior a mi francés) con el encargado de la recepción (quien era de Brasil), escuché como dulces notas de una canción cuando la pequeña palabra OU era reemplazada por ET. Entonces no era "Douche OU toilette" (Ducha O inodoro) sino "Douche ET toilette " (Ducha E inodoro). ¡¡Todo dentro de la misma habitación!!
No cabía en mi de la emoción. Pagué, subí mi maleta por las escaleras y entré....el cuarto era mínimo (lo cual no me molestaba en lo absoluto). Lo importante era que allí estaban, en un mismo ambiente, en un mismo cuarto (MI CUARTO) mi ducha y mi poceta.
Acto seguido, bajé a buscar donde comer. Ya estaba advertido de lo costoso que era París. Pero estaba en estado de emergencia. Conseguí un sitio medianamente adaptado a mi presupuesto y me comí un inmenso plato de espaguetis con salsa boloñesa. Vino de la casa y un potente antigripal (más bien un cóctel de medicamentos).
Inmediatamente regresé a mi habitación, utilicé MI DUCHA y MI INODORO y caí desmayado por espacio de unas 3 horas. Al despertar, ya entrada la noche, era un hombre nuevo, listo para salir a conocer, a explorar tan maravillosa ciudad.
Este relato de mis años mozos (tenía 26 cuando todo aquello), lo quise compartir porque hoy día (24 años después de aquella aventura) me doy cuenta de lo común que siguen siendo algunas de las cosas que descubrí en aquel viaje: la primera, el tema de DOUCHE OU TOILETTE, es de lo más común.
De hecho, el apartamento donde me estoy quedando actualmente, tiene el inodoro en un cuarto y la ducha en otro. Y los pocos apartamentos que he visitado, también son así. Y lo segundo es que son muy comunes los edificios sin ascensor. Especialmente los más antiguos (que generalmente rondan los 4 o 5 pisos) no tienen ascensor.
Todo forma parte de la adaptación , de la llamada transculturación. Según el diccionario, el concepto de transculturación es:
"Adopción por parte de un pueblo o grupo social de formas culturales de otro pueblo que sustituyen completa o parcialmente las formas propias."
Y así ando, adoptando nuevas costumbres, sabores, olores, experiencias....Espero que mi relato les haya sido ameno y entretenido.
Si disfrutaste de este artículo, te agradecería que se lo reenviaras a algún amigo a quien le pueda interesar. Muchas gracias.