Llega la primavera: el drama de la alergia al polen

Prepárate para sobrevivir a la alergia estacional en Francia con consejos prácticos. En "Llega la primavera: el drama de la alergia al polen", comparto mi experiencia real como inmigrante venezolano y todo lo que aprendí para enfrentar el polen sin perder la cabeza.

VIDA EN FRANCIA

4/15/20256 min leer

ADVERTENCIA: en el siguiente artículo se mencionan algunos medicamentos a manera de referencia. EN NINGUNA FORMA pretendo recetar alguno, ya que no soy médico. Siempre consulten con un especialista antes de tomar una decisión final.

La estación más bonita… ¿o la más temida?

Para muchos, la llegada de la primavera en Francia es una postal: flores por todas partes, días más largos, cielos azules, gente en las terrazas y un aire de alegría flotando en el ambiente. Pero para otros —entre los que me incluyo— la primavera no se celebra… se sobrevive.

Y no es exageración. Apenas los árboles comienzan a florecer y el polen empieza a volar, un ejército silencioso de estornudos, ojos llorosos, narices tapadas y noches en vela se apodera de nosotros. Sí, hablo de la alergia al polen, una de las molestias más comunes (y más invisibles) de esta época del año.

Si alguna vez pensaste que la primavera era tu estación favorita, espera a tener una crisis de alergia caminando por Lyon, París o Marsella sin pañuelos a mano. Hoy te cuento mi historia, lo que aprendí, lo que funciona y lo que no… y cómo enfrentar este drama como inmigrante venezolano viviendo en Francia.

Cuando estornudar deja de ser normal

Antes de venir a Francia, nunca tuve una alergia estacional. Lo juro. Soy caraqueño y crecí entre lluvia, sol y smog, pero nunca me afectó el cambio de estaciones porque... bueno, en Caracas no hay estaciones. Todo el año es primavera con humedad y calor.

Entonces llego a Francia. Primera primavera, todo bien. Segunda primavera… ¡pum! Estornudos en serie, picazón en los ojos, garganta irritada. Pensé que era un resfriado. Tomé paracetamol. No pasó nada. Al contrario, empeoró. Me di cuenta de que no estaba enfermo, estaba alérgico. Y no tenía ni idea de cómo lidiar con eso.

¿Qué es la alergia al polen y por qué aparece?

Vamos a lo básico, pero en español sencillo.

El polen es un polvillo microscópico que producen las plantas para reproducirse. El viento lo lleva de un lugar a otro, y a eso se le llama “polinización”. El problema es que ese polen, al entrar por nuestra nariz, ojos o boca, es confundido por nuestro sistema inmunológico como una amenaza. Entonces el cuerpo reacciona como si estuviera luchando contra un virus.

Resultado: estornudos, inflamación, congestión, cansancio, lagrimeo, tos, picazón… y en los peores casos, asma. Lo más común en Francia es la alergia al polen de árboles, de gramíneas y de malezas.

Calendario del polen en Francia

Aquí es donde la cosa se complica. La temporada de alergias en Francia no dura una semana, sino casi tres meses o más, dependiendo de la zona donde vivas.

  • Marzo – abril: Polen de árboles.

  • Mayo – julio: Gramíneas (el peor momento).

  • Agosto – septiembre: Malezas.

Entonces sí, es posible pasar de marzo a septiembre con síntomas si no tomas medidas.

¿Y los latinos qué? Alergia que llega con el cambio de país

Una pregunta que muchos se hacen es: “¿Cómo es que nunca fui alérgico y ahora sí?”

La respuesta es que el sistema inmunológico necesita tiempo para reaccionar a nuevos entornos. Un venezolano que llega a Francia no ha estado expuesto antes al polen local, así que al principio no pasa nada… pero al segundo o tercer año, ya el cuerpo empieza a reconocerlo como algo “raro” y responde de forma exagerada.

Además, muchos de nosotros no fuimos diagnosticados en Venezuela porque allá no existen estaciones definidas ni conteos de polen diarios. Aquí sí. Y aquí, ser alérgico es casi tan común como tomar café.

¿Cómo saber si realmente eres alérgico?

La única forma de saberlo es con un test de alergia. En Francia, puedes pedirle a tu médico general que te derive a un alergólogo. Te harán pruebas cutáneas (te ponen gotitas de alérgenos en la piel para ver la reacción) y te confirmarán a qué le tienes alergia.

Mientras tanto, si en primavera:

  • Estás con mocos sin fiebre,

  • Te pican los ojos o se enrojecen,

  • Estornudas en serie apenas sales,

  • Sientes cansancio sin razón,

  • Duermes mal por la congestión…

…es muy probable que sea polen y no un virus.

Cómo sobrevivir al polen (sin morir en el intento)

Aquí viene lo bueno: cómo lo manejo yo y qué puedes hacer tú. Lo primero que entendí es que no se trata de eliminar el polen (porque eso es imposible), sino de reducir mi exposición y cuidar mis defensas. Aquí te dejo algunas acciones aplicables.

1. Medicación antihistamínica (con receta o sin)

  • Cetirizina, loratadina o fexofenadina son los más comunes.

  • Hay opciones de venta libre, pero mejor que el médico te oriente.

2. Lávate la cara y cambia de ropa al llegar a casa

  • El polen se pega a la ropa, pelo, pestañas.

  • Ducharse en la noche ayuda muchísimo.

3. Ventanas cerradas durante el día

  • Aunque haga calor, mejor ventilar temprano en la mañana o de noche.

  • La idea es minimizar el tiempo en el cual el aire (y el polen) penetran tu casa.

4. Usa lentes de sol grandes

  • Te protegen los ojos del polen en el ambiente.

  • Incluso tus lentes regulares sirven para esto.

5. Evita actividades al aire libre en días de alto riesgo

  • Hay apps como “Pollen” o “RNSA” que te dan el nivel diario por región.

  • La mayoría de las apps de pronostico del tiempo, incluyen esa opción.

6. No seques ropa al aire libre

  • Todo el polen del ambiente se te pega en la ropa limpia.

  • Se que muchas veces no hay otra opción, pero al menos debes estar al tanto del riesgo.

El lado emocional del “drama primaveral”

Lo más difícil no es solo lo físico, sino el impacto emocional.

  • Salir y no poder disfrutar el parque.

  • Tener sueño en el trabajo porque no dormiste.

  • Sentir que no puedes respirar bien.

  • Ver que todos están felices con las flores y tú sufriendo en silencio.

Además, como inmigrantes, muchas veces no sabemos a quién acudir, o nos cuesta aceptar que estamos “delicados” o necesitamos ayuda médica. Pero déjame decirte algo: no es debilidad, es adaptación. Y cuidar tu salud es parte de construir una vida nueva lejos de casa.

Alergia y limpieza del hogar: tips esenciales

  • Aspiradora con filtro HEPA.

  • Limpiar con paños húmedos, no con escobas (levantan polen).

  • Filtro de aire si vives en zonas de alto riesgo (como Lyon, Toulouse, París).

  • No tener alfombras o cortinas pesadas en primavera.

Tu casa debe ser un refugio, no una trampa de polen.

Mi reino por un NINAZO (lo que he aprendido acá)

Apenas empecé con las congestiones nasales, que me impedían dormir bien, pensé que unas gotas descongestionantes serían la única solución. Y como buen venezolano, añoraba mis gotas NINAZO, las cuales destapaban mi nariz en segundos. Busqué los componentes para saber si habría algún equivalente en Francia, y nada. Probé mil y una gotas para la nariz, y ninguna hacía efecto.

Contacté familiares y amigos, para tratar traerlas desde Venezuela, y nunca lo logré. Hasta que entendí lo que yo he bautizado “el sistema francés”: acá las gotas, mas que curativas (descongestionar) funcionan de manera preventiva. Antes usaba las de la marca HUMEX (de venta libre) y mas recientemente he usado la MOMETASONA (con récipe). Entonces al llegar la temida temporada, lo que hago es utilizar las gotas en la mañana (antes de salir) y por las noches (antes de dormir). Y a medida que avanza la estación, voy espaciando (o dosificando) su uso, de forma de que no sea necesariamente a diario. Además, los sprays de agua salina para limpiar la nariz, son geniales. Con esas dos herramientas, voy llevando la fiesta en paz, sin sufrir crisis de alergia.

Después de varias primaveras, aprendí que no hay que resignarse. La alergia se puede controlar. Y que, aunque parezca “una tontería”, sentirse bien en tu cuerpo es parte clave del bienestar como inmigrante.

No estamos aquí solo para sobrevivir. Vinimos a construir una vida nueva. Y eso incluye cuidar nuestra salud física y emocional.

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