La Pandemia

La pandemia que nos tomó por sorpresa, a principios del 2020, nos hizo replantearnos muchas cosas en la vida. Aquí comparto un poco de mi experiencia personal sobre el tema.

REFLEXIONES

3/20/20204 min leer

No se me ocurrió un título más original para esta publicación que ese. Vivir en tiempos de una pandemia, es algo que jamás, NI en mis más alocados sueños me hubiese pasado por la mente. Siempre lo vi como algo lejano, solo de “textos escolares”.

La famosa Peste Negra de la cual tanto oí hablar cuando niño, al parecer fue la pandemia más devastadora que ha sufrido la humanidad. Fue a mediados de los años 1300 y se estima que murieron 25 millones de personas solo en Europa, lo que correspondía a un tercio de la población….Extrapolando esos números a nuestra situación actual, simplemente sería algo ESPANTOSO.

Quizás en aquella época (siglo XIV) la falta de efectivos medios de comunicación y obviamente la falta de medicinas, incidieron en que la epidemia proliferara y cobrara millones de vidas. Sin embargo, creo que nosotros en pleno inicio del siglo XXI, por el hecho de tener el nivel de tecnología, ciencia y medicina que tenemos como humanidad, nos da una significativa ventaja frente a los pobladores de la Tierra de hace 600 años.

Pero lo que justamente quiero compartir en este artículo es el hecho de determinar hasta qué punto es “beneficioso” tener tanta información a nuestra disposición.

Me explico: obviamente desde un punto de vista de la prevención, es sumamente beneficioso y útil. Pero desde un punto de vista psicológico, creo que no tanto.

Y hablo estrictamente por mí y por mi entorno familiar. Estar encerrados día y noche, siendo literalmente bombardeados por mensajes, videos, llamadas, comunicados de “supuestos” doctores expertos en virus, creo que más que ayudar, me va a hacer parar en loco.

Te llega un video de un “doctor” que te dice que el virus no sobrevive a las alta temperaturas, que el virus es débil, frágil. A los 3 minutos te llega otro video de otro “experto” que te dice que el virus resiste cualquier temperatura, que puede sobrevivir en el aire 3 horas, en el piso 8 horas, en la ropa 6 horas, etc.

Unos dicen que hay que quitarse la ropa, los zapatos y bañarse apenas al llegar a la casa, otros dicen que no pasa nada. Que debemos tomar muchos líquidos, para que el virus baje de la garganta el estómago donde nuestros poderosos “ácidos estomacales” lo matarán. Unos dicen que sería como una gripe fuerte, otros dicen que sería como tener neumonía….en fin, uno no sabe ya en qué CARAJO creer.

Luego vienen las preguntas….¿Y si ya estoy contagiado? ¿Y si por yo estar contagiado, hago enfermar a mi mujer o a mis hijos y alguno no sobrevive? Simplemente no podría cargar con esa culpa.

Preguntas trascendentales: ¿Y si este es mi fin? ¿Podré ser yo parte de las estadísticas? ¿Seré yo uno de los millones de muertos de la pandemia del siglo XXI sobre la cual leerán los niños en los colegios dentro de 600 años?

¿Hubiera podido salvarme de haberme quedado en Venezuela? (Muy posiblemente no, porque al ser pandemia, significa que prácticamente este virus se expandirá por todo el planeta, y segundo, creo que a nivel de insumos y medicamentos estoy mejor FUERA de Venezuela que adentro).

¿Qué lograste en la vida? Si este es el final, es imperativo hacer un balance, un recuento, una “memoria y cuenta” de mi logros….¿Valió la pena mi paso por este mundo? ¿Dejé huella? ¿Cuál fue mi LEGADO?

Ya las preguntas más banales, como: ¿Fuiste exitoso? ¿Hiciste dinero? etc., quedan relegadas a un segundo plano. De un tiempo para acá, todo gira en torno al LEGADO. Se trata no solo de si SERE o NO SERE recordado por quienes vengan detrás de mí, sino de POR QUE seré recordado.Se trata de haber impactado de manera POSITIVA a aquellos que entraron en contacto conmigo. En especial aquellas personas que significan mucho para mí: familia, amigos, pareja…..

En tiempos de incertidumbre y reflexión, hay que poner las cuentas en orden, porque no sabemos qué tan cercana esté la auditoría final.

Para lo que tengan creencias religiosas acerca de un ser superior, estos son momentos en los que la fe es puesta a prueba.

Una de mis definiciones favoritas de la palabra fe es: “La certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Y esa definición no es para encasillarla exclusivamente en el ámbito religioso.

La fe aplica para todo….un nuevo proyecto, una nueva relación, en fin, la fe es el combustible que permite al avión volar sobre el mar, sin instrumentos, en medio una noche oscura.

También hay que reflexionar acerca del tiempo….nuestro tiempo es limitado y debemos aprovecharlo al máximo. Cada minuto cuenta, cada segundo….no lo desperdiciemos. Todos llegamos a este mundo con una sola certeza: la certeza de que más tarde o más temprano, nos iremos. Para unos ese momento llega pronto, para otros tarda un poco más. Son en estos momentos, cuando consideramos que ese tiempo está posiblemente a punto de cumplirse, que todos estos pensamientos empiezan a aflorar.

Como dije en mi perfil, hay cosas que si no las saco de mi mente (a través de la escritura) podrían volverme loco, o peor aún, podrían olvidarse.

Una última cosa: a mis seguidores que SE que les gusta escribir, o están considerando la idea de empezar a hacerlo; no lo dejen para mañana, porque quizás no haya un mañana.

Si disfrutaste de este artículo, te agradecería que se lo reenviaras a algún amigo a quien le pueda interesar. Muchas gracias.

una imagen ampliada de un virus, una jeringa y una ampolla
una imagen ampliada de un virus, una jeringa y una ampolla