¿Qué mascota prefieren los franceses: perros o gatos?

Entérate las preferencias entre gatos y perros en la cultura francesa desde la perspectiva única de un venezolano inmigrante. ¿Qué mascota prefieren los franceses: perros o gatos? Una mirada profunda a cómo estas elecciones reflejan el estilo de vida y valores de la sociedad francesa contemporánea.

VIDA EN FRANCIA

5/3/202511 min leer

Si hay algo que he aprendido en mi tiempo viviendo en Francia es que las diferencias culturales van mucho más allá del idioma o la gastronomía. Como venezolano que ha construido una nueva vida en este país, me he encontrado observando y analizando cada pequeño detalle cultural que me rodea. Y créeme, hasta en la relación con las mascotas existen marcadas diferencias entre Venezuela y Francia.

¿Te has preguntado alguna vez qué prefieren los franceses como compañeros del hogar: perros o gatos? Esta pregunta, aparentemente simple, esconde matices fascinantes sobre la sociedad francesa, sus valores y su estilo de vida. Hoy quiero compartir contigo, no solo datos y estadísticas, sino también mis propias observaciones como inmigrante latino que ha tenido que descifrar estos códigos culturales en su proceso de adaptación.

La batalla de las mascotas en números: ¿Quién gana en Francia?

Antes de sumergirme en mis experiencias personales, vamos a analizar lo que dicen las cifras más recientes. Según la Federación Francesa de Alimentos para Animales (FACCO), en Francia existen aproximadamente 15,1 millones de gatos frente a 7,6 millones de perros. Los números parecen claros: en términos puramente cuantitativos, ¡los gatos dominan el panorama francés!

Esta realidad me sorprendió enormemente cuando llegué de Venezuela, donde la cultura canina suele ser predominante en muchos hogares. Pero ¿por qué existe esta marcada preferencia por los felinos en Francia? Las razones detrás de estas cifras tienen mucho que ver con el estilo de vida francés contemporáneo:

  • Espacios habitacionales reducidos: En las grandes ciudades francesas como París, Lyon o Marsella, muchas personas viven en apartamentos pequeños donde un gato se adapta mejor que un perro de tamaño mediano o grande.

  • Horarios laborales extensos: La jornada laboral francesa y los largos desplazamientos hacen que los gatos, más independientes por naturaleza, resulten mascotas más convenientes.

  • Cultura urbana: El estilo de vida urbano francés favorece mascotas que requieran menos salidas al exterior y se adapten a espacios interiores.

Sin embargo, estas estadísticas esconden historias mucho más complejas sobre la relación de los franceses con sus mascotas. ¡Vamos a profundizar!

Mi primer choque cultural: Los perros franceses van a todas partes

Una de las primeras cosas que me impactó al llegar a Francia fue ver perros en lugares donde en Venezuela sería impensable: restaurantes elegantes, tiendas departamentales e incluso algunos supermercados. Como venezolano, estaba acostumbrado a que los perros quedaran principalmente en casa o, como mucho, en áreas designadas para mascotas.

Recuerdo mi asombro la primera vez que entré a una boulangerie en París y vi a una señora elegantemente vestida con su caniche en brazos, esperando pacientemente su turno para comprar el pan. Nadie parecía sorprendido. Para mí, era una escena completamente surrealista.

Esta integración de los perros en la vida cotidiana francesa revela algo muy interesante: aunque estadísticamente haya menos perros que gatos, los canes gozan de un estatus social privilegiado en Francia. No se trata solo de tener una mascota; es casi como tener un miembro más de la familia que participa en todas las actividades sociales.

Los gatos franceses: Entre la adoración y el pragmatismo

Mientras que los perros franceses disfrutan de una vida social envidiable, los gatos representan otra faceta igualmente fascinante de la cultura francesa: el equilibrio entre la independencia y la compañía.

En mis conversaciones con amigos y vecinos franceses que tienen gatos, he descubierto que valoran enormemente la naturaleza autónoma de los felinos. "Un gato no te exige tanto tiempo como un perro, pero sigue ofreciéndote compañía", me comentó una vez antigua compañera de trabajo que vive sola con sus dos gatos persas en un pequeño apartamento del centro de Lyon.

Esta preferencia por los gatos también refleja ciertos valores de la sociedad francesa contemporánea:

  • Respeto por la individualidad: Los franceses aprecian mucho su espacio personal y su independencia, características que ven reflejadas en la naturaleza felina.

  • Elegancia y estética: La gracia natural de los gatos sintoniza con la apreciación francesa por la belleza y la estética en todos los aspectos de la vida.

  • Practicidad sin sacrificar compañía: El gato representa la solución perfecta para quienes desean tener una mascota sin las exigencias temporales que implica un perro.

Diferencias regionales: No toda Francia es igual

Si algo he aprendido en mi tiempo aquí es que Francia es un país de marcadas diferencias regionales, y esto también se aplica a la preferencia por mascotas.

En las grandes ciudades, especialmente en París y su región, la predominancia felina es innegable. Los pequeños apartamentos y el ritmo acelerado de vida hacen que los gatos sean la opción lógica para muchos parisinos.

Sin embargo, en las zonas rurales y ciudades pequeñas de provincias como la Bretaña, Normandía o la región de Occitania, los perros mantienen una presencia mucho más fuerte. Allí, donde las casas suelen tener jardín y el estilo de vida es más pausado, tener un perro no presenta los mismos desafíos logísticos que en la capital.

Esta división urbano-rural me recordó muchísimo a Venezuela, donde también existían estas diferencias según el entorno. Como inmigrante, encontrar estos paralelos me ayudó a sentirme un poco más conectado con mis raíces mientras trataba de entender mi nuevo hogar.

La relación francesa con las mascotas desde los ojos de un venezolano

Una de las diferencias más notables que he observado entre Venezuela y Francia respecto a las mascotas es la formalidad con la que se trata el tema.

En Venezuela, tener una mascota solía ser algo relativamente informal: muchos perros y gatos eran adoptados de la calle o regalados por amigos y familiares. Los perros mestizos (o "cacris" como los llamamos cariñosamente) eran extremadamente comunes.

En Francia, he notado que tener una mascota es un asunto mucho más planificado y estructurado:

  • Las mascotas suelen tener seguros de salud específicos.

  • Existen leyes muy estrictas sobre el bienestar animal.

  • La esterilización de gatos y perros es casi una norma social.

  • Muchos franceses investigan exhaustivamente antes de elegir la raza de perro o gato que mejor se adapte a su estilo de vida.

Recuerdo una anécdota que ilustra perfectamente esta diferencia cultural. Poco después de mudarme a Francia, comenté casualmente durante la pausa para almorzar, con colegas franceses, que en Venezuela había tenido varios perros a lo largo de mi vida. Una compañera me preguntó inmediatamente: "¿Y de qué razas eran?". Cuando respondí que la mayoría eran mestizos adoptados de la calle, noté cierta sorpresa en su rostro. Para ellos, elegir cuidadosamente la raza era parte integral de la decisión de tener un perro.

Las razas preferidas: Otro indicador cultural

Otro aspecto fascinante que he observado es la preferencia por ciertas razas de perros y gatos, que difiere notablemente de lo que estaba acostumbrado en Venezuela.

Perros franceses más populares:

1. Bulldog francés: Irónico que una de las razas más "francesas" por su nombre sea también una de las más populares aquí. Su tamaño pequeño lo hace ideal para apartamentos urbanos.

2. Pastor Alemán: Valorado por su inteligencia y lealtad, es especialmente popular en zonas suburbanas y rurales.

3. Golden Retriever: Amado por familias con niños por su temperamento equilibrado y amigable.

4. Caniche (Poodle): Con su aire elegante y sofisticado, es casi un símbolo del estereotipo francés en el extranjero.

5. Jack Russell Terrier: Energético y de tamaño manejable, perfecto para la vida activa francesa.

Gatos franceses más populares:

1. Europeo común: El gato mestizo europeo sigue siendo el más numeroso.

2. Maine Coon: Su naturaleza sociable y majestuosa lo hace muy apreciado entre los franceses.

3. Sagrado de Birmania: Con su pelaje sedoso y ojos azules, satisface el gusto francés por la estética.

4. Persa: Su elegancia y necesidad de cuidados constantes resuenan con la meticulosidad francesa.

5. Siamés: Su inteligencia y carácter vocal lo hacen popular entre quienes buscan un gato interactivo.

Como venezolano, me sorprendió la popularidad de razas como el Bulldog francés, que en mi país natal es considerado un perro de lujo debido a su alto costo. Aquí, aunque sigue siendo una raza costosa, es mucho más común verlos paseando por las calles de cualquier ciudad.

El gasto en mascotas: Un indicador del valor emocional

Otro aspecto que me ha impactado profundamente es cuánto están dispuestos a invertir los franceses en sus mascotas. Según estudios recientes, los dueños franceses gastan en promedio entre 800 y 1.000 euros anuales en su perro, y entre 600 y 800 euros en su gato (excluyendo gastos veterinarios extraordinarios).

Estos montos incluyen alimentos premium, accesorios de calidad, servicios de peluquería y cuidado regular. Como referencia, estos gastos pueden representar aproximadamente el 5-7% del salario medio francés, una proporción considerable que refleja la importancia que tienen las mascotas en los hogares franceses.

En Venezuela, aunque amamos profundamente a nuestras mascotas, la realidad económica hace que el gasto promedio sea proporcionalmente menor. Esta diferencia en la capacidad y disposición para invertir en mascotas me hizo reflexionar sobre cómo el contexto económico modela incluso nuestras relaciones más emocionales.

El impacto de la pandemia: Un punto de inflexión

La pandemia de COVID-19 marcó un antes y un después en la relación de los franceses con sus mascotas. Durante los confinamientos estrictos que se vivieron en Francia, las adopciones de mascotas se dispararon.

Los refugios de animales reportaron un aumento del 30% en las adopciones durante 2020 comparado con el año anterior. Lo interesante es que, aunque tradicionalmente los gatos han sido más numerosos, durante la pandemia la adopción de perros creció a un ritmo aún mayor.

La explicación tiene sentido: confinados en casa, muchos franceses redescubrieron el valor del paseo diario con el perro (una de las pocas salidas permitidas durante los confinamientos). Además, el teletrabajo facilitó el cuidado de mascotas que requieren más atención, como los perros. Definitivamente esa compañía felina o canina, fue lo que mantuvo la salud mental de muchos* durante los meses más oscuros del aislamiento.

La legislación francesa sobre mascotas: Otra dimensión cultural

Un aspecto que definitivamente marcó una diferencia cultural importante para mí fue descubrir la robusta legislación francesa respecto a la tenencia de mascotas.

En Francia, desde 2015, los animales son legalmente reconocidos como "seres vivos dotados de sensibilidad" y no como simples bienes materiales. Este reconocimiento legal tiene implicaciones profundas en cómo se espera que los dueños traten a sus mascotas.

Algunos aspectos de la legislación francesa que me sorprendieron como venezolano incluyen:

  • Obligación de identificación: Tanto perros como gatos deben estar identificados mediante microchip o tatuaje.

  • Normativas sobre ruido: Los dueños pueden ser multados si sus perros ladran excesivamente y perturban la tranquilidad del vecindario. Afortunadamente he tenido bastante suerte con mi salchicha venezolano “Chipy” que ladra incesantemente al quedarse solo.

  • Restricciones en espacios públicos: Existen normas estrictas sobre dónde pueden estar los perros sueltos y la obligación de recoger sus desechos.

  • Leyes contra el abandono: Abandonar una mascota puede resultar en multas de hasta 30.000 euros y penas de prisión.

Adaptarme a estas regulaciones fue parte importante de mi proceso de integración cultural. Recuerdo que durante mis primeros meses en Francia, en más de una ocasión encontré notas en la puerta del apartamento, recordándome “amablemente” que los perros que no saben estar solos (y ladran sin parar), deben ser controlados.

El negocio detrás de las mascotas en Francia

La industria relacionada con las mascotas en Francia es absolutamente monumental, con un valor estimado de más de 5 mil millones de euros anuales. Este dato económico revela mucho sobre la importancia que tienen los animales de compañía en esta sociedad.

Lo que más me ha llamado la atención como latinoamericano son los servicios especializados que aquí se consideran casi normales:

  • Pastelerías para perros: Donde se pueden comprar treats y pasteles elaborados específicamente para consumo canino.

  • Spas y salones de belleza premium: Con tratamientos que pueden costar más de 100 euros por sesión.

  • Hoteles de lujo para mascotas: Donde los perros y gatos disfrutan de habitaciones individuales con cámaras web para que los dueños puedan vigilarlos durante sus vacaciones.

  • Seguros médicos completos: Que cubren desde visitas rutinarias hasta cirugías complejas.

Para alguien que viene de un país donde el concepto de "guardería canina" era prácticamente desconocido hace unos años, estas ofertas me parecieron inicialmente excesivas. Sin embargo, con el tiempo he comprendido que reflejan tanto el poder adquisitivo como los valores de la sociedad francesa contemporánea.

Mascotas y estatus social: Una lectura sociológica

Otra observación que he hecho como inmigrante es cómo la elección de mascota y, particularmente, de raza puede funcionar como un marcador de estatus social en Francia.

En ciertos círculos parisinos, pasear un Bulldog francés de pedigrí o un Dachshund miniatura puede ser tan indicativo de estatus como llevar un bolso de marca. Esto contrasta con la cultura venezolana, donde históricamente el estatus asociado a las mascotas ha estado menos marcado (aunque esto ha ido cambiando en las últimas décadas).

He investigado que en algunos barrios acomodados como el XVI arrondissement de París o Neuilly-sur-Seine, ciertas razas de perros pequeños como el Bichón maltés o el Yorkshire Terrier son particularmente populares entre las señoras elegantes. Mientras tanto, en zonas más bohemias como el Canal Saint-Martin, los gatos domésticos comunes y los perros mestizos adoptados de refugios son motivo de orgullo, reflejando valores diferentes.

Esta "geografía social" de las mascotas me fascina como observador cultural y me ha ayudado a entender mejor los códigos no escritos de la sociedad francesa.

¿Está cambiando la preferencia? Tendencias actuales

Aunque los números absolutos siguen favoreciendo a los gatos, he observado una tendencia interesante en los últimos años: el creciente interés por perros de razas pequeñas adaptadas a la vida urbana.

Razas como el Pomerania, el Chihuahua y el ya mencionado Bulldog francés han experimentado un auge significativo. Estos "perros de apartamento" ofrecen la experiencia canina (con sus paseos y mayor interactividad) sin los desafíos espaciales de las razas grandes.

Esta tendencia híbrida me parece reveladora: sugiere que muchos franceses están buscando un punto medio entre la conveniencia tradicional del gato y la experiencia social más rica que proporciona un perro.

Mi conclusión personal: Más allá de los números

Después de analizar estadísticas, observar patrones y vivir mi propia experiencia como dueño de mascota en Francia, ¿puedo responder definitivamente a la pregunta de si los franceses prefieren perros o gatos?

Los números dicen que los gatos ganan en cantidad, pero mi conclusión es más matizada:

Los franceses aman a ambos por razones diferentes. El gato representa el compañero ideal para el estilo de vida urbano predominante en Francia: independiente, elegante y adaptable a espacios pequeños. El perro, por su parte, sigue siendo el compañero social por excelencia, cada vez más integrado en todos los aspectos de la vida pública francesa.

Sin embargo entiendo que mi punto de vista pueda estar influenciado por la situación particular de mi familia: llegamos a Francia con 2 gatos y un perro, y desde que estamos aquí, hemos adoptado 2 gatos, para un total de 4 GATOS y 1 perro (si, leyeron bien, no es un error).

Y quizás esa sea la lección más valiosa que he aprendido como inmigrante: que a pesar de nuestras diferencias culturales, el amor por nuestras mascotas es un lenguaje universal que todos podemos entender, sin importar de dónde vengamos.

¿Y tú, qué opinas?

Si eres latinoamericano viviendo en Francia como yo, ¿Has notado estas diferencias culturales respecto a las mascotas? ¿O si eres francés leyendo esto, te identificas con estas observaciones o tienes una perspectiva diferente que compartir? Me encantaría leer tus comentarios abajo y continuar esta conversación.

Y si estás pensando en adoptar una mascota en Francia, espero que este artículo te haya dado algunas perspectivas útiles para tomar tu decisión.

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