¿Son realmente malas las comparaciones?

Las comparaciones están en nuestra naturaleza. Las hacemos desde el mismo momento en que nacemos, pero…a veces es mejor pensarlo 2 veces antes de compararnos nuevamente con otra persona.

REFLEXIONES

9/21/20243 min leer

Las comparaciones siempre han formado parte de nuestras vidas. Desde que nacemos, estamos comparando cosas. De hecho, me atrevería a decir que las comparaciones son parte de nuestro sistema de supervivencia: comparar el sabor de un agua estancada (podrida) con el sabor de un agua fresca, que corre en un rio, seguramente ayudó a que muchos humanos no murieran de infecciones a lo largo de la historia.

Comparar la distancia (esto lo hace automáticamente nuestro cerebro) entre 2 puntos de nuestra acerca y la de enfrente, para saber por donde cruzar antes de que llegue el carro que viene a toda velocidad, también es un buen ejemplo de “supervivencia por comparación”.

Es decir, las comparaciones a lo largo de la historia, nos han hecho un tremendo favor, en términos de preservar nuestra vida, nuestra salud y por ende, nuestra supervivencia como especie.

Sin embargo, somos solo nosotros los humanos, quienes tenemos el don de la comparación, más allá de este ámbito.

Nunca verán a un castor, comparando el refugio que ha construido, con el refugio de su vecino, para sentirse mal, o deprimirse porque “el refugio del vecino es más cómodo”.

Ni encontrarán a un águila comparando su nido con el de otro, dejando que eso lo suma en la tristeza, porque “el nido de mi vecino águila, tiene mejor vista al valle que el mio”.

Suenan como verdaderos absurdos estos casos, y en verdad lo son…. Pero cuando se trata de la especie mas avanzada, mas evolucionada y mas adaptada sobre la faz de la Tierra, es decir, los hombres, la historia es otra muy distinta.

Desde pequeños, hemos normalizado las comparaciones. Tanto propias como externas.

“Pedrito saca mejores notas que tú, ¿Por qué si estudian juntos?”, “Anita es mas ordenada que tú, mira su cuarto que bello lo tiene”.

“¿Por qué soy más bajito que Andrés? Y así la lista de ejemplos podría seguir por líneas y líneas.

Todo este tema se exacerba, se potencia una vez aparecen las redes sociales. Y la razón es simplemente numerico-estadistica: si antes podias comparar el tamaño de tu casa, con el de tu vecino, o con aquellas personas de la ciudad a donde viajaste durante las vacaciones, pues ahora puedes ver como son las casas (por dentro y por fuera) de buena parte de los casi 5 billones de personas que usan las redes sociales. Y no solo podrás ver la casa, sino saber cuánto vale, cuanto mide, cuantos cuartos y baños tiene, cuantos autos alberga en su garage, etc.

Y por allí nos vamos… cuestionando y comparando posesiones, logros, estilos de vida, siluetas, tamaños de busto, bíceps, cortes de cabello, dentaduras, relojes, parejas, ingresos anuales y cuanta cosas se nos ocurra comparar.

Eso sí, generalmente para sentirnos mal, porque “perdimos” en la comparación. Aquí es donde se pone fea la cosa, porque son comparaciones absolutamente fútiles, sin sentido y sin base creíble. Y déjenme decirles algo: si al compararse y “salir ganando” sienten un alivio, una alegría, un “fresquito”, pues entonces están AUN MAS JODIDOS que si se sintieran mal.

Y es que todo este tema de la comparación no dejará jamás un buen resultado, nada positivo.Tanto las alegrías por haber ganado la comparación, como las tristezas por haber salido perdiendo, son igual de falsas, léanlo nuevamente por favor: “Tanto las alegrías por haber ganado la comparación, como las tristezas por haber salido perdiendo, son igual de falsas”.

Carecen de todo tipo de validez. Solo sirven para mermar nuestra auto estima y nuestro bienestar emocional.

Sin embargo, existe una excepción a esta regla, y es EL UNICO caso en que (en mi humilde opinión) están justificadas las comparaciones, y de hecho hasta son útiles: cuando nos comparamos, con nosotros mismos.

El gran maestro de la superación personal Anthony Robbins, dijo que “La verdadera felicidad, reside en el progreso”, a lo cual yo añadiría una de mis frases favoritas: “Lo que no se mide, no se puede mejorar”.

En pocas palabras, debemos tener algún tipo de registro, de referencia, para poder saber si estamos avanzando, ya que esto es lo que nos proporcionará una verdadera y genuina sensación de alegría.

Pero recordando siempre que, lo que buscamos es progresar y avanzar respecto a nosotros mismos, no a alguien más.

Nadie ha estado en tus zapatos, para saber lo duro que para ti fue mantener tu dieta durante los últimos 15 días. Nadie sabe todos los problemas que debiste solventar para poder conseguir los alimentos, entrenar, y mantenerte disciplinado para que luego de 15 días, hayas bajado esos 3 kilos.

Entonces, ¿Por qué coño vas a desmerecer tu logro, porque “Carlitos” publicó en Instagram, que él en 1 sola semana bajó 4 kilos?

Por favor, hagamos un ejercicio de ubicación, en el tiempo y en el espacio, y comencemos a compararnos con LA UNICA persona en el planeta, con la cual tiene sentido hacerlo: NOSOTROS.

Si disfrutaste de este artículo, te agradecería que se lo reenviaras a algún amigo a quien le pueda interesar. Muchas gracias.